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ENTRE LINEAS

Entre mazmorras (2ª parte)

Entre mazmorras (2ª parte)

Entré en el interior del recinto amurallado que ofrecía un espectáculo dantesco. Bajo el velo de la niebla que cubría aquella especie de plaza, se amontonaban grandes masas de piedra que habrían conformado las paredes de habitaciones llenas de años de historia.

 

Sentí una risa a mis espaldas: fue como música. Giré la cabeza y la ví fugazmente corriendo hacia las escaleras que se perdían en los sótanos del castillo. Yo la seguí, hipnotizado por su olor a tierra. Descendí por unas estrechas escaleras hasta las entrañas de la fortaleza que, contrariamente a lo que ocurría con la estancia superior, permanecían intactas. Allí no alcanzaba la luz lo que le daba al ambiente un aspecto aún más lúgubre y oscuro. Llegué a pensar si aquellos corredores podrían albergar algún tipo de vida. El perfume que llegaba de las mazmorras me dio la respuesta a la vez que avivó mis sentidos. Una de aquellas mazmorras me llamó la atención. A diferencia de las otras que allí se alineaban, ésta tenía una forma abovedada y sus dimensiones eran considerablemente más grandes que las otras. Además, el único acceso a la celda, era un ventanuco de escasos diez centímetros de diámetro imposible de traspasar por cualquier figura humana. No obstante tuve la extraña sensación de que la mazmorra albergaba algún fantástico secreto que me iba a ser revelado, en cuanto mirase a través del tragaluz. Al hacerlo mi aliento se cortó de golpe y sentí una puntada en el centro del corazón…

 

¡¡Una mujer¡! ¡¡Una mujer estaba encerrada allí!! ¡¡¿Pero cómo era posible?!!. Mientras me hacía esa pregunta, observé el curioso parecido que la mujer tenía con la gata que me había traído hasta ahí. Llevaba un traje de cuero negro muy ajustado, que la cubría hasta los hombros, dejando sus pechos fuera. Un pequeño antifaz cubría sus ojos lo que no me impidió ver su rostro. Impactante. Sus rasgos eran hermosos, mediterráneos, su rostro era fino y alargado, de tez pálida y tersa. Quizá demasiado blanca. Un collar rodeaba su cuello con una tira de cuero que descansaba en la línea que separaba sus pechos. Pero, ¿quién era? ¿Cómo era posible que estuviese en aquella mazmorra? Sabía que la estaba mirando a través de la abertura, clavó sus ojos en mí sonriendo, mientras se dirigía hacia dónde yo estaba, casi flotando por la estancia.

 

Alargó su mano a través del ventanuco para que se la cogiese, cosa que hice al momento, deseoso de conocer el tacto de su piel. Instantáneamente su contacto me calmó. Una extraña dulzura me envolvió, recorriendo cada centímetro de mi carne como electricidad estática, con efecto balsámico sobre mi angustiada lógica. El olor a rosas, humedad y sal, que me había acompañado en mi caminar hasta el castillo, fluía por aquella rendija. Lo inconcebible de la situación me hizo pensar que quizás había muerto aquella misma noche y aún no lo sabía y me hallaba en otro estado, entrelazado con un ángel o un demonio. Como sea, aquél contacto me subyugaba, me derretía, era irresistible. Me apagó los nervios y me encendió la sangre. Anestesiada mi angustia por algún efecto misterioso del que no tenía conciencia, intenté hablarle, pero sus dedos largos y cincelados se posaron sobre mis labios, acallándome sin ninguna resistencia.

4 comentarios

Para mnkantavivir, insistiendo en la cautividad sin felinos -

Es lo que le dijo la tortuga a la liebre: "Siendo como soy, también llego a todas partes y, a veces, antes que tú"... ;-)

mnkantavivir -

Vaya que bueno que llegue tarde aqui, asi puedo leer todo de un tiron...y sigo cautivada...aunque me siguen sin gustar los gatos

Para Una María de tantas, golosa -

Vuestra imaginación es mi imaginación ¿creerás qué cambio los finales en función de los comentarios que hacéis? ;-) Pero, por esta vez, el final está escrito... con su epílogo y todo. Mañana jueves, a pesar de eso, ¿el final de la historia?. Besitos felinos

Una Maria de tantas ... -

Ay ay ay ay, y despues de acallarte....... ? hijo, nos dejas con la miel en los labios. Con lo interesante que estaba esto, ahora vas y cortas !!!! Espero que haya una tercera parte, eh ! y no dejes que nuestra imaginacion siga la historia; mejor la terminas tu que lo haces muuuu bien . Pero por favor, un final bonito !!! , Gracias.
Ah!! un inciso ... los gatos me encantan, tengo tres en casa desde hace 6 años y la verdad, algo misterioso tienen y nada de fiarte de ellos, a la primera de cambio...

Un beso, Maria